20 enero 2005

¿Hipocresia musical? No, gracias


A veces me pregunto porqué la gente me clasifica por la música que escucho. Desde siempre, y según he ido comprobando a lo largo de los años, a todo ell mundo le da vergüenza reconocer la música que escucha.

Hace poco, en una reunión de compañeros de clase, caundo todavía estábamos empezando a conocernos, alguien preguntó que música llevaba cada uno en el coche. Por supuesto, todos empezaron a sacar sus plumas de pavo real, diciendo grupos a cada cual más aburrido y desconocido. Por supuesto después he podido comprobar que todos, absolutamente todos, escuchan otro tipo de música que no tiene nada que ver con lo que dijeron al principio.

En realidad, definirte musicalmente es una manera de exponerte al enemigo: justo al terminar de decir tus gustos, eres blanco de personas que comienzan a reprobarlos, desvirtuando el valor que tiene que te guste un tipo de música, un grupo específico o un tema determinado, como si la palabra "gustar" fuera algo sencillo, y no el resultado de una serie de complejas circunstancias.

Creo que cada uno sabe colocar aquello que le gusta en su lugar. ¿Porqué no puede tener nada bueno Britney, cuando otros ya quisieran la producción musical que tienen muchos de sus temas? ¿O porqué no me puede gustar La Oreja aun reconociendo que son ñoños, sentimentaloides y que abusan del casiotone hasta limites sonrojantes?¿Y porqué no puedo ver en Chenoa alguien para el futuro, una diva de las que este pais está tan necesitado y a la vez tan sobrado?¿Y porqué las letras de la Naranjo, absurdas y falsamente desgarradas hacen que ella me guste cada vez más?

Por eso, al principio (porque ahora voy con mis gustos por bandera) justificaba ansiosamente mis gustos por ciertos grupos, personas, tendencias o iconos de la cultura basura. Ahora ya no: aquellos que reprueban destructivamente los gustos musicales de otros no me interesan. Por supuesto está bien que me guste Goldfrapp (sobre todo porque no lo conocen) pero no está bien que me guste Tamara (la buena..osea, Ámbar). Está bien que me guste Fangoria pero no está bien que me guste también la Carrá. Me permiten que me guste Texas pero no que abogue por la Naranjo. O que qué hago escuchando musica de los 80, que eso es muy antiguo, y después les oyes tararear cualquiera de Los Beatles, cuando, para mi gusto, es mucho más interesante en este momento recuperar algún single de Bibi Andersen o Jeannette que oir otra vez el Let it be o el Imagine de Lennon, que remueve muchos menos recuerdos de mi infancia. Y por supuesto te pueden perdonar que lo oigas una vez, como curiosidad. Pero si ya eres reincidente, y oyes este tipo de canciones como algo normal, pasas a ser casi un enfermo.

Pues para enfermo, yo. Y El Más Grande, como la Jurado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que dice el funcionario me parece muy cierto: en los amigos respetamos todo. Y yo creo que eso es una constante que se da en todo el mundo. Cuando hablas de un grupo que no te gusta con gente afín a dichos comentarios, tiendes a ensalzarlos mucho más y esto no se debe a que odies a muerte al cantante si no a que estás haciendo un guiño cómplice a tus amigos reafirmando que tenéis los mismos gustos. Yo tengo amigos fans de Bisbal y evidentemente, delante de ellos me callo lo que opino (salvo cuando hay mucha confianza que entonces les lanzo piques... aunque más quemado me tienen ellos a mi con la Alaska, je je)
A fin de cuentas, la música, como cualquier expresión de arte, lleva implícitas, sin importar su calidad según los expertos, las sensaciones que producen, que varían de un sujeto a otro y precisamente ahí está la magia del arte. Ni a todos nos gusta lo mismo... ni falta que hace!!!!
Un saludo y felicidades por tu blog, Hexa.