30 agosto 2007

El gran carnaval

27 de Enero de 1993. Esa es la fecha, mes arriba mes abajo, del comienzo oficial de la telebasura en España. O por lo menos, de una forma determinada de hacer televisión. La encargada de inaugurar tan ilustre período (que dura hasta nuestros días) fue la sin par Nieves Herrero, representante perfecta de periodista de los 90 (nacida bajo las faldas de Hermida, presentadora de magazines que se llamaran como se llamaran siempre eran iguales, y una amabilidad y un almibaramiento que no casaba con los temas que trataba). Y el hecho que dio el pistoletazo de salida fue el famoso crimen en Levante: el descubrimiento del cadáver de las tres niñas de Alcasser propició una noche que, desde entonces, está clavada en mi mente como el punto más bajo al que una serie de personas delante de una cámara han llegado.

No recuerdo si exactamente es como yo tengo en la cabeza, pero recuerdo un teatro repleto hasta el gallinero, con un grupo de gente en el escenario sentada en círculos. En dichos círculos estaban las amigas de las tres chavalas asesinadas, llorando a moco tendido, mientras Nieves iba entrevistando a cada una de ellas con preguntas del tipo "Debes estar pasándolo muy mal. Pero cuéntanos, ¿cómo era Desiré como amiga?". Mientras, toda España asistía conmocionada pero con la tele encendida, para sufrir a la par que la familia.

Algo parecido llevo viviendo yo estos tres días. Constantemente me vienen imágenes, tipo "Recuerda" de la Herrero en un teatro abandonado, preguntando cosas a la gente que está vestida de rojo y blanco mientras la cámara se va acercando más y más a ella, hasta que la cercanía nos permite descubrir cómo se frota las manos por el share que seguramente piensa obtener.

Si el que lee es seguidor de este blog, sabrá perfectamente lo que me importa el deporte en general, y el fútbol en particular. Pero lo vivido estos días ha trascendido la noticia deportiva y ha inundado todas las conversaciones, periódicos, magazines vespertinos y conversaciones de ascensor. Toda la ciudad volcada para despedir a un chaval al que la mala suerte se ha llevado de imprevisto. Las cadenas han hecho su agosto durante estos tres días con las conexiones especiales, los testimonios y los programas-homenaje: el personaje que ansiaban les llegó tarde, pero les llegó.

Algunos dirán que bueno, que no es más que un homenaje y que lo único que han hecho es recoger el fervor popular y mostrarlo por pantalla. Pero que me digan a mí si un reportaje, con el himno del centenario del club, acompañado de imágenes de los partidos, de la gente en la puerta del hospital, de su entierro y del sufrimiento de la familia no es intentar hacer un espectáculo de algo que no tendría porqué serlo. Pero claro, después te encuentras con que dichos programas tienen un 40% de share y que la gente se sube a la tapia del cementerio para poder ver el entierro del jugador, cuando la familia pide que sea un acto privado. Argumentos que no hacen sino darle la razón a los directivos de las cadenas que dicen que dan al público lo que quiere.

Pornografía de la mala, sin duda.

23 agosto 2007

Me habló la televisión

Hace poco he terminado de ver la tercera temporada de Mujeres Desesperadas, esa serie a la que ninguno de mis amigos le hace ni puto caso porque:

a) Llevar la palabra mujeres en el título les hace creer que van a ser menos hombres si la ven.
b) Creen que no hay una línea argumental que seguir y se trata de capítulos independientes sobre la vida de diferentes mujeres.
c) La meten en el mismo saco que "Sexo en Nueva York".
4) O directamente si tienen que ver una serie protagonizada por tías prefieren ver The L World y ponerse cachondos/as.

Pero bueno, me he cansado ya de defenderla, de decir que es una de las series más demenciales y divertidas que pueden encontrarse, que es el culebrón por excelencia el siglo XXI (o lo que yo entiendo por culebrón, que no tiene que ir asociado con acentos latinoamericanos o actores sin camiseta más maquillados que las actrices y sí mas bien con tramas rocambolescas en las que constantemente se dan giros de guión que la hace más divertida, sin importar la credibilidad del mismo) y que sus finales de temporada lo dejan a uno con un pellizco en el estómago pensando cómo c?*¨ van a resolver eso en la siguiente temporada. Pero lo mejor de todo es que lo resuelven y vuelven a caer en el más difícil todavía que hace que te olvides de lo que ha pasado en la anterior. Más o menos eso es lo que me ha pasado con la tercera, que ha terminado de una manera de la que no puede terminar!!! Y estoy realmente intrigado por ver cómo resuelven eso en el futuro. Espero que los guionistas hayan bebido de los grandes clásicos televisivos americanos como Los Colby y aprendan de sus argumentos, en los que se justificaban ausencias y huídas de actores con abducciones extratarrestres.

El caso es que me he acostumbrado al ritmo bajar capítulos, grabarlos en DVD, verlos, borrarlos y volver a empezar, que ahora que he finalizado con las temporadas de las series que estaba viendo uno no sabe qué ver por las noches. He acabado con Mujeres desesperadas, Perdidos, Anatomía de Grey y Las chicas de oro (de la que, para más inri, no hay más temporadas editadas en España), y no sé muy bien por cual empezar de entre todas las que me han dicho que pudieran estar bien. De entrada, descarto toda serie cuyo argumento incluya conspiraciones contra el gobierno americano (24 y Alias por lo que tengo entendido). A ver Héroes me niego, he oído muy pocas cosas buenas de ella. Dexter me llama la atención, pero me da una pereza tremenda ver al protagonista interpretando otro papel que no sea el de David Fisher. Los Soprano me parecen demasiado espesos, pero se que en algún momento tendré que verla: supongo que es que aún no he alcanzado la madurez suficiente. Así que como no lo tengo nada claro, ayer me tiré de compulsivo a la calle y me lancé a por "A dos metros bajo tierra" para verla otra vez y enseñarla, en plan predicador televisivo, a todos mis incrédulos amigos, que siguen viéndola demasiado elitista e incómoda.

Y lo peor de todo es que la que más ganas tengo de ver y tener sigue sin salir en DVD.

Actualización: Esta es la bonita y onírica promo de la cuarta temporada de mujeres. Si no quieren ver un spoiler como una casa absténganse de darle al play:

21 agosto 2007

No somos nadie

Anoche se estrenó en A3 la serie "C.L.A. No somos ángeles". Desde aquí quiero expresar mi indignación y repulsa porque productos con una calidad visual PEOR que un publireportaje Pascual de principios de los 90 salgan a la luz.

17 agosto 2007

Por el poder de Grayskull!

Que tu elemento favorito de ocio se convierta en trabajo, de la noche a la mañana, es algo que a mí personalmente me fascina. El que te paguen por algo que hasta ese momento hacías de una forma gratuita es algo a lo que todos aspiramos en la vida. Básicamente, que me acuerde, es algo que han conseguido los gañanes de GH (te empiezan a pagar por hacer básicamente nada, osea, lo que hacías antes de que te pagaran),el tipo aquel que fue contratado por el equipo de Futurama tras convertir en trazos tipo Manga a los personajes de la serie y, ahora, el creador del único fotolog que de verdad me entretiene en esa cosa denominada la blogsfera.

A razón del programa que El Terrat está preparando para Antena 3 sobre la década más gloriosa (más que nada porque es la única que está lo suficientemente lejos como para poder aplicar la nostalgia en nuestra corta vida), el creador y alma máter de ese fotolog llamado losmalditos80 ha sido contratado para volcar toda su verborrea y sabiduría en ese contenedor que no se sabe muy bien que será, pero que seguramente se reirá de todo aquello que algunos como yo respetamos muchísimo (y no es ironía).

Esperemos que el tono irónico y de mala leche y sus ocurrencias no se vean pasadas por el filtro de la cadena de Sunset Bastián de los Reyes, tan proclive a antenatrestizar todo lo que toca para volverlo vulgar o de carácter familiar (que prácticamente, para mí es lo mismo)

Nota informativa del autor del fotolog anunciando su marcha a El Terrat:
Aunque parezca surrealista, gracias a este fotolog la productora El Terrat (la de Buenafuente) me ha fichado como redactor para un programa sobre los 80 que se estrenará en breve en Antena 3. ¡Dejo mi trabajo y me lanzo a muerte sobre este nuevo proyecto! ¡Por el poder de Grayskull!

16 agosto 2007

¿Quién teme a Virgina Woolf?


Una película para mujeres de mente sucia. Así es como algún crítico norteamericano la definió en su estreno, allá por el año 1966. Aunque esa frase bien podría definir perfectamente también a todos los personajes de esta película, empezando por Elizabeth Taylor (cuando aún era Elizabeth y no Liz, sombra entre patética y encantadora de lo que es en la actualidad) y acabando por Sandy Dennis (la jovencita inocente que al principio es una convidada de piedra pero que al final también tendrá mucho que decir), que aprovechan una no-deseada-reunión entre amigos para soltar las puyas más grandes que sus sucias mentes podían haber imaginado.

Como consecuencia, una película hiriente, salvaje, nada complaciente, que juega con los sentimientos del espectador obligándole a asistir a más de dos horas de autodestrucción de una pareja a las que ni siquiera da tiempo de coger cariño. Pero al contrario que otras historias en las que rápidamente te pones del lado de uno u otro, aquí no hay ni buenos ni malos. La autodestrucción no es la consecuencia de nada, sino los cimientos en los que se basa su relación. Una relación construida sobre insultos, desprecios, reproches y ataques al ego. Siempre ha sido así, y eso es algo que entendemos al finalizar la película.

No creo que haya nadie que pueda salir indemne del visionado. El vertiginoso diálogo (en contraste con un guión de lo más pausado, en el que, visto desde fuera, no pasa nada) hace avanzar la historia por caminos cada vez más truculentos, más despiadados y más dañinos. Mike Nichols (en su primera película, atención) parece disfrutar hurgando en la herida y sugiriendo, muy por encima, posibles motivos que consigan hacernos entender el porqué del comportamiento de los personajes.

Una película dura que removió los cimientos más puritanos de Hollywood: junto al desnudo de diez segundos de Blow up de Antonioni, el uso continuado de insultos de boca de la Taylor y Burton propiciaron la creación del sistema de clasificación por edades que aún hoy se mantiene en el cine americano con leves modificaciones y que fue modelo para otros países. La película fue calificada con un NC-17 que restringió a los espectadores más jóvenes (no sé si también a las mujeres de mente no-sucia).

Pero si por algo se merece pasar a la posteridad (además de por la interpretación desquiciada de sus protagonistas y por ser uno de los últimos ejemplos de una manera clásica de hacer cine) es por ser una de las películas más aterradoras de la historia, pero no por lo que se ve, sino por el terror que uno siente al pensar en que su relación, con los años, pueda acabar así. Como una versión X de "Dos en la carretera"...

>> Ficha de la película

10 agosto 2007

Miedo a la decoración Estilo Imperio

Tras la mudanza!, llega el momento de tener que decidir cuál va a ser la decoración de tu nueva casa. Es un momento decisivo, ya que los tiempos en los que decía "Bah, si dentro de dos años me largo de aquí y no sé ni donde voy a ir" se han acabado: esta es la casa definitiva, en la que pasaré muchos años (espero). Así que lo de elegir el color de una pared o la disposición de tal cuadro no es algo que se deba de tomar a la ligera. Si por mi fuera, mi casa sería, así entera, como la nave de Barbarella. Pero viendo que eso es materialmente imposible, uno intenta acercarse lo más posible a esa idea con lo que los diseñadores suecos han tenido a bien diseñar.

En primer lugar, tengo que decir que esto me está sirviendo para darme cuenta de una cosa: no tengo ni puta idea de decoración. Si durante toda mi vida he estado dándole vueltas a la casa que quería (con planos muy detallados de la misma dibujados en clase durante mis horas de religión), al tipo de decoración que me gustaba, mis colores favoritos..., después llega la hora de la verdad y soy incapaz de imaginar cómo puede quedar algo hasta que lo compro y lo veo puesto. Con los colores de las paredes me ha pasado eso: de mi reticencia inicial ("esto va a parecer una guardería") a la satisfacción actual. Con la decoración me pasa algo parecido: los elementos decorativos entre los que me muevo no pasan de cajas de cartón y lámparas, y tú me dirás qué se puede hacer con eso. Además, Globomedia se ha dedicado a destrozar y democratizar montones de elementos que antaño molaban, pero que de tanto verlos a mí ya se me ha amoldado la retina a ellos. Un ejemplo: Audrey Hepburn. En litografía, en composición tipo Warhol, en serigrafía... De todas las maneras posibles, este icono naïf pop ha perdido todo su encanto. Lo último: ceniceros con su cara: la globalización más salvaje aplicada a las estrellas de cine clásico (además de el cúlmen del mal gusto).

Otra aspecto que me impide elegir ciertos objetos es mi obsesión por eliminar de mi vida todo aquello que me recuerde a un piso de estudiantes. He estado tanto tiempo en ellos (incluso después de acabar mis estudios, el piso seguía parecióndolo) que es ver un tablón de corcho de esos para colgar fotos y es echarme a temblar. Por no hablar de las papeleras, las estanterías de 5 baldas de venta en Carrefour o los pósters en la pared sin marco alguno (o peor: con la cosa esa que es un tablero trasero, un cristal y montones de clipos de sujeción).

En fin, que aunque poco a poco la cosa va saliendo para adelante hasta que no lo vea todo montado no voy a tener conciencia de si me gusta o no el resultado. Por ahora tiene buena pinta, aunque a veces temo caer en el horror vacui que tanto detesto y acabo descartando ciertas ideas (hasta disponer de paredes más grandes, eso sí). Eso sí, todo esto me ha servido para reafirmar mi odio hacia el provenzal. ¡Viva el cartón prensado!

Seguiremos informando...

02 agosto 2007

Mudanza!

Como muchos habrán podido comprobar, este blog ha estado de medio vacaciones bastante tiempo. Ni lo he abandonado ni me he dedicado a otras cosas más productivas. Ha sido pura y simple pereza. Pereza provocada por la cantidad de cosas que tengo que hacer y estoy haciendo, seguramente muchas más de las que hace el chuchoflauta ese que se dedica a increparme tocándome donde más me duele.

El caso es que esta cantidad de cosas que tengo que hacer y que estoy haciendo (y que yo, por supuesto, sobredimensiono cada vez que hablo de ellas) incluyen la realización de varios especiales a toda velocidad en el trabajo, el arreglo de mi nueva casa y una mudanza en ciernes que me trae por la calle de la amargura. Si el año pasado tiré cienes y cienes de cosas (ver capítulos anteriores) y me vanagloriaba de ello, éste no va a ser diferente: a pesar de la limpieza étnica, aún quedan elementos que, a pesar de parecer y ser inútiles, me resisto a abandonar. Entre unos porque son regalados y otros porque me dan pena (la pena de los cojones que hace que acumule cosas sin sentido), me encuentro con que la mayoría de elementos no tienen cabida en mi nueva casa. Ejemplos: latas de película cinematográfica, portavelas traídos de viajes al extranjero, claquetas de cuando molaba tener una, el decodificador de Quiero! sin estrenar casi...

El caso es que de nuevo tendré que liarme la manta a la cabeza y deshacerme de todo: los objetos a Olaf, el alemán del barrio que recopila todo lo que se encuentra por la calle y monta su puesto de mercadillo diariamente y la ropa a Madre Coraje, la fundación culpable de que todo Perú vaya ahora mismo vestido como yo. O eso o volver a llevar esos objetos a la casa familiar, donde ya tengo un buen arsenal empezando por mi ZX Spectrum 128+ y acabando por mis trabajos de EGB.

Por lo menos toda esta diatriba me ha servido para colocar un post casi igualico que el de la mudanza anterior sin que se hayan dado cuenta. Prometo ser más original y retomar la (poca) frecuencia de actualización que había adquirido.