Estoy enfrascado en la lectura del libro de Ángela Rodicio titulado "Acabar con el personaje".
Esta señora ha sido corresponsal de TVE en la zona del Golfo Pérsico durante muchos años, y su salida de la cadena el año pasado fue todo un acontecimiento catódico. Todos presenciamos en directo las explicaciones de la cadena y de su jefe de informativos, Alfredo Urdaci, sobre el "presunto" uso fraudulento que ésta hacía de las tarjetas Visa en su zona de trabajo, las cuales utilizaba para "gastos personales" (vestidos, perfumes...) que despues eran justificados con facturas falsas.
Resulta interesante la lectura de un libro oportunista como este (igual de oportunista que el de Urdazi), pero se agradece que no todo el libro esté dedicado a este problema, y que aproveche para ponernos al dia de todo lo que ocurre allí y de porqué ocurre. Su experiencia como corresponsal y sus mil y una aventuras vividas por la zona nos lleva a conocer de primera mano que es lo que se cuece por allí y qué es lo que están haciendo los americanos en la zona.
En cuanto a su relación con Urdazi y los motivos de su despido, ella argumenta que este señor estaba especialmente molesto con sus crónicas (las cuales eran muy críticas con la corriente pensadora del gobierno del PP), y se urdió la trama de las tarjetas para desprestigiarla y destituirla. Especialmente llamativo e interesante resulta este párrafo (hablando de la muerte del periodista Jose Couso la noche anterior por un ataque de los marines norteamericanos al hotel Palestina):
En la conexión de la noche, tuve que responder a una de las habituales y tramposas preguntas retóricas de Urdaci:
-Buenas noches, Ángela... ¿No sabíais los periodistas, porque os lo había hecho llegar el ministro de Defensa, Federico Trillo, que el Palestina se hallaba entre los objetivos militares de la ofensiva aliada?
-Buenas noches a todos... (-Siempre subrayaba lo de todos, porque asi podía pasar gramatical e intelectualmente de él-)... Transformar un centro en el que se sabía que había periodistas en un objetivo militar constituye un crimen de guerra.
Urdaci pasó a otra noticia. Meses después, Miguel Ángel Moratinos y Javier Slana .... describían la cara de horror de Urdaci aquella noche. Entonces comencé a pensar que, definitivamente, tenía los dias contados. Sobre todo, porque ni mi jefe directo ni el mismo Urdaci habían tenido ya no la deferencia, sino el detalle formal, de mencionar para nada mi labor durante aquellos meses; como si no hubiera existido, ni la guerra ni yo misma.
Pues eso. Que después de empaparme medio libro se me está invadiendo una gran sensación de impotencia. Impotencia ante la desinformación a la que nos vemos sometidos los espectadores por la imposición de dar una información que "adaptada" a la linea editorial de la cadena. Se que es algo que se hace continuamente, pero es que ahora me he topado de bruces con la realidad.
Este libro hubiera sido mucho mas interesante mucho antes, casi en paralelo con la época de los hechos que cuenta. Imaginemos un periodista en guerra que, además de las crónicas enviadas a su informativo, llevara al dia un blog con todo lo que rodea a esa crónica, todo lo que no ha podido decir o todo lo que ha debido maquillar. Evidentemente esto (salvo en algunos casos puntuales de críticos musicales que expresan su opinión
oficial en el medio para el que trabajan y en su blog dan su opinion
extra oficial) no es posible, porque en cuanto se descubriera el despido sería fulminante.
Pues eso, un libro muy recomendable que (por ahora) se queda corto en sus pretensiones iniciales (lo que mas me interesa son los entresijos de las crónicas y las influencias políticas en TVE, y en eso hasta ahora no se ha detenido demasiado), pues el título engaña un poco y no define muy bien el contenido del libro. Esperemos que retome el vuelo y que pueda enterarme de todo el proceso presuntamente urdido por Urdaci para
acabar con el personaje (expresión americana usada para definir al acto malicioso de dañar o destruir la buena reputación de una persona)