10 julio 2005

An Alan Smithee film

Esto de trabajar con gente que no conces es una lotería. Al llegar a la escuela, evidentemente, hay gente que te cae mejor y otros que te caen peor. Por primera vez en mi vida me planteé escoger a los amigos. Ya estaba bien eso de conocer gente por conocer. En ese sentido, con los años me he vuelto un poco nazi. Una vez que ya tienes los amigos, intentas trabajar formando equipo con ellos.

El caso es que después de unos once rodajes, me doy cuenta que la elección que hice tampoco es que haya sido muy acertada. En El primer corto en el que dirigí la fotografía fue una decepción absoluta. Me encontré con un director que tenía absolutamente planeado el corto en su cabeza. sonidos, planos, montaje, iluminación... y a la hora de la verdad, antes que sacrificar quitar un plano, pues decidió que era menos importante iluminar correctamente. Mi compañero encargado de montarlo se ha encontrado con el mismo problema: su labor se ha limitado a cortar y pegar trozos de imágenes, sin poder proponer montajes alternativos. Supongo que estará igual de frustrado que yo. Su cabeza y su forma de crear es un claro ejemplo de la aplicación de la teoría del montaje creada por los rusos: una imagen provocaba una reacción diferente en el espectador en función de la imagen que la precediera. Algo así ha pasado: el director entendía que la supresión de una secuencia daba al traste con el significado del mismo.

Una vez superado el trago, mi última esperanza para resarcirme de todo era la co-dirección de fotografía del último de los cortos; y me acabo de enterar que va, y se suspende. Se ha tenido que cambiar el guión (a quién se le ocurre escribir algo que se apoya tan profundamente en un tema musical que sin éste la historia no funciona: evidentemente, Dro no nos ha cedido gratuitamente los derechos de A mi manera, versión Gipsy Kings), y el director de la escuela no quiere un corto hecho deprisa y corriendo, e improvisando las localizaciones (si supiera como hemos trabajado en la mayoría de los cortos, improvisando cada dos por tres porque ningún aparato daba la luz que habíamos imaginado...).

Asi que ya tan solo me quedan dos cortos, uno de ellos creo que sufriré (trabajando como eléctrico) y en otro creo que disfrutaré (como ayudante de cámara). Después de todo lo pasado, puedo afirmar con conocimiento de causa, que de todas las labores que he realizado dentro del equipo de fotografía, me quedo con la de Operador de cámara. Por una vez en la vida creo, sinceramente, que sirvo para esto. Disfruté como un absoluto enano de mi trabajo, y creo que lo hice muy bien (modestia aparte)

4 comentarios:

Unknown dijo...

me encanta leer experiencias relacionadas con el gremio... a lo mejor tomo nota y hago lo propio...
enhorabuena

Mambotaxi dijo...

De todo se aprende, y yo me estoy empapando de experiencias, algunas buenas y otras malas, pero todas necesarias. Las iré contando. No quiero ni imaginar cuando mi trabajo me involucre con gente conocida. Miedo me doy...

Unknown dijo...

lo mejor de currar con gente conocida es que sólo lo son por la tele, y eso no vale de nada...
es muchísimo más gratificante ver que esa gente famosa luego son profesionales como tu y conoces la faceta que realmente les lleva a ser conocidos... o bien puede ser lo contrario, que te lleves un chasco... pero por lo menos es interesante ver a esa no como estrellas, sino como colegas, lo cual es más atractivo aún...

Mambotaxi dijo...

En mi escuela, a pesar de ser unos pringados aun, hay cada divo/a que ya me estoy acostumbrando a trabajar con estrellas. No piden jacuzzis pero casi...