Haciendo nada
Comienza otro fin de semana y a mi, lo que más me sigue apeteciendo, es no hacer nada de nada. No se si es por apatía, porque tengo tantas cosas que hacer que al final no hago nada o simplemente porque fuera de casa no encuentro ningún plan interesante: llevo varios días un poco apático.
Y aquí ando, en casa, haciendo cosas que no pasarán a la historia pero que a mí me reconfortan sobremanera. Ejemplos: organizar la mochila que tendré que llevar a los rodajes que empiezan el fin de semana que viene, arreglar el armario de mi habitación para ir sacando ya las ansiadas camisetas (siempre he creído que en verano soy más atractivo que en invierno y por eso deseo que llegue esta época), leyendo los libros que tengo que leer para la escuela, organizando toda la música que tengo o viendo pelis que ya he visto mil veces otra vez cuando debería estar viendo las que no he visto aun.
Son cosas que me hacen feliz; todo esto, claro está, hay que compatibilizarlo con no descuidar a cierta gente, a los amigos.... Total, que me he puesto a pensar y me ha dado el bajón. Cuando la mayoría de mis amigos están en la feria (a la que yo he decidido este año no ir, porque ya me aburre), tengo que intentar explicarles qué hago mientras no salgo, y claro, la mayoría de la gente no entiende que prefiera lo que estoy haciendo a la feria.
Esto me hace plantearme porqué la mayoría de la gente piensa que sólo existe una forma de pasárselo bien, sobre todo en estas fechas y en esta ciudad, sonde no hay alternativa para los no-feriantes. Ya comenté anteriormente que es un poco sectaria, pues la mayoría impone a la minoría de manera insultante sus gustos; es algo que tengo asumido, que si quiero cambiarlo no me queda otra que irme de esta ciudad, pero no puedo dejar de pensarlo y de cabrearme por ello.
Este post no iba a acabar así, pero se me ha calentado un poco la boca; es lo que tiene empezar un post sin saber de que se va a hablar.
1 comentario:
Yo, de toda la vida, he sido de estar mucho en casa, haciendo mis cosas. Y es cierto que la mayoría de la gente no lo comprende. De adolescente siempre me pasaba gran parte de los veranos en casa mientras mis amigos iban a la piscina. Aún así, nunca he sido antisocial, ni mucho menos, es sólo que no me gusta hacer cosas por obligación, y menos si son menos divertidas que dedicarse el tiempo a uno mismo.
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