12 abril 2005

Familia urbana

Es increíble como el tiempo le cambia a uno. Tras una visita fugaz a la ciudad donde nací, crecí y viví (hasta que casi me obligaron a irme a estudiar a Sevilla para que me espabilara), me he dado cuenta que ya no pertenezco a ese lugar. Como ya he comentado en el blog de eurocero, todas las ciudades en las que vives te parecen geniales hasta que conoces otras. Es tan facil como eso. Fue salir de alli y la evolución vino rodada. De ser una persona "pueblerina" (en el sentido más despectivo del término), he conseguido ser algo que está cada vez más cerca de lo que quiero ser.

Este viaje también ha supuesto la confirmación de que los amigos que allí conservo son amistades estancadas, que no van a ningún lado, y que sólo se mantienen por lo vivido. Soy de la opinión que cada etapa vital conlleva la adquisición de nuevos amigos que te acompañen en el viaje. Lo ideal es no deshacerse de los otros, pero en el fondo es inevitable, pues los intereses ya no son comunes. Me he encontrado con parejas a punto de casarse, hipotecas, salidas nocturnas a los mismos lugares de siempre, rutina rutina rutina....

Y ya por último, darme cuenta que no tengo nada en común con mi familia (aparte de la sangre, eso si). Toda una piña que siente, piensa y se ríe de lo mismo, donde yo no parezco encajar. Muchas veces he comentado que mi familia urbana se ha convertido en un referente en mi vida. No se si dedicar más esfuerzos a esta que a la real me hace ser peor persona, pero sí que es verdad que con la real conecto el piloto automático y, por el camino que vamos, nunca llegaran a conocerme...

4 comentarios:

eurocero dijo...

Una vez más, me identifico contigo. Dentro de algo más de una semana me voy a ir seis días "a casa". Si lo entrecomillo es porque ya no la reconozco como tal. No sé si Londres es ya o será por mucho tiempo mi hogar, pero lo que sí he aprendido en estos tres años es que ya nunca más volveré al lugar donde crecí más que para este tipo de visitas fugaces de rigor para comprobar que amigos y familia siguen igual que el mismo día que los dejé (o que se han casado y comprado un piso en el pueblo), igual que cómo estaría yo de haber seguido más tiempo allí. Y no lo digo con aire de superioridad o reproche, sino con sensación de fortuna, de alegría por haber tomado una decisión tan drástica como abandonar todo lo anterior (aunque en principio era sólo para seis meses) para descubrir todo lo que el mundo y la vida podía ofrecerme y que de otro modo no hubiera conocido jamás.

eurocero dijo...

Por cierto, muchas gracias por el enlace.

Anónimo dijo...

TOTALMENTE DE ACUERDO CON VOSOTROS, pero...
tampoco hace falta cambiar de ciudad para sentirse y hacer cosas distintas, el hecho de vivir en la misma o en una que no sea grande o cosmopolita , no quita las inquietudes o la manera de pensar distante que se tenga.

Aunque claro yo tb tengo gente en Londres viviendo y cuando descienden por sus lugares de origen, lo flipan.
Yo lo hago a diario.

Pero para algo uno tiene su capacidad de abstraccion y sus viajes y sus findes fuera.

salu2.

el tema familia , que decís tb lo comparto.. y mira que eso levanta ampoyas...

eurocero dijo...

Funcionario, estoy de acuerdo en que no hace falta vivir en una ciudad grande o cosmopolita para tener inquietudes, pero también te puedo asegurar que vivir en mi pueblo anulaba por completo gran parte de las mías y también, a veces, mi personalidad.