La boda de mi mejor amigo
El sábado fue la boda en la que me estrenaba como fotógrafo de BBC y dj de carretera. La verdad es que todo fue mas o menos bien. Las primeras fotos, las que hacía en casa seguro que han salido horribles. De siempre me han parecido una horterada esos reportajes que presentan la evolución de la novia desde que se empieza a vestir hasta que sale por la puerta hacia la iglesia. Así que mi planteamiento fue otro: sacar las dos caras mas radicales de la novia: la de recién levantada (había confianza) y la definitiva.
Lo que no me esperaba yo al salir es que TODAS las vecinas habían abierto la doble puerta del portal y estaban sentadas con sillas de plástico esperando la salida de la familia. A cada miembro que atravesaba la puerta se oía un ohhhh....ahhhhh y todo eso. Así que esas fotos han salido con público. Es lo que tiene vivir en las periferias de las ciudades periféricas.
Una vez en la iglesia me di cuenta de mi nulo sentimiento cristiano (aunque eso no era una novedad). Los novios habían elegido una ceremonia corta. Pero al final resultó tan corta que no hubo ni beso. Desde el público hubo gente que gritó "Padre, el beso!", porque ya nos íbamos y el novio no había besado a la novia. Por supuesto cuando eso pasó yo estaba cambiando un carrete, así que no lo pillé. Pero tampoco la entrada al salón nupcial, ni el corte de la tarta.... me parecía mucho mas divertido fotografiar a la familia haciendo el tonto y aprovechando lo desinhibido que se vuelve uno cuando litros de alcohol corren por las venas...
De la música poco que decir: la elección fue a lo mass media, para no decepcionar a nadie. Exceptuando a un par de abuelas que no paraban de pedir rumbas, el resto no se quejó. Aunque si que es verdad que mi apuesta por ABBA no triunfó demasiado.
Ahora solo me queda revelar los carretes y preparar el álbum para completar mi misión-marrón, primera y última de estas características que acometo.
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