09 mayo 2007

La caspa hecha comentarista

Desde ayer que me lo comentaron he dedicado un tiempo considerable en buscar el artículo que el casposo y rancio de Antonio Burgos escribió el otro día en ABC sobre la "Avenida de la FNAC". Para los que no sean de aquí, decir que la Avenida de la Constitución, una de las arterias principales de la ciudad, ha sido peatonalizada y se ha dispuesto un tranvía que discurre por ella para el acceso al centro de aquellos que no quieran hacerlo a pie. En esa avenida es donde se ha instalado la sede de la FNAC, y desde el ABC este señor, paradigma de todo lo que odio en cualquier persona, despotrica sobre el tema desde su excelsa tribuna que imagino delante de una chimenea, rodeado de gatos persas, con una pipa en la boca y dos o tres sirvientAs calzándoles las zapatillas de "El Caballo".


En el artículo (el cual he encontrado en su mierda de página web, que hay que ver con Internet Explorer, of course) viene a decir que la ciudad se ha convertido en una especie de parque temático del turisteo, que la avenida ya no es lo que era sin esos puestos de venta de entradas para las corridas de toros, sin esas pizarras con menús baratos o esas gentes sevillanas que pasean tranquilamente saludando a otros sevillanos. Que ir a comprar pescado frito ya no es lo que era, porque tienes que compartir puesto con madrileños y gabachos. O dicho de otra manera: que esta ciudad ya no es la que era hace treinta años.

Y yo me pregunto: ¿este tío es así de gilipollas o de verdad piensa lo que escribe? Estoy harto de este tipo de personajes, señoritos, encantados de que volvieran los tiempos de "Los santos inocentes" en los que el terrateniente podía hacer y deshacer lo que le diera en gana y tenía a una familia de obreros a su disposición, casposos-freak empeñados en defender un concepto de ciudad que no es que ya sea indefendible, es que suena a cachondeo y pura provocación. Y a mí me ha provocado, y no sabe cuanto.

De verdad, me niego a pensar que esta ciudad tenga que ser como nos la han vendido desde hace años. Que aquí lo único que merezca respeto sean las tradiciones y todo lo que se salga de ese teatrillo sea considerado menor o directamente vilipendiado. Que a aquellos que no sintamos ningún respeto por la semana santa, la feria o por el comercio de barrio que me roba a mano armada cada vez que se me ocurre entrar seamos menos personas que los demás. Pues sí señores: yo me paso todas las tradiciones por el arco del triunfo. Desde la feria y sus estupideces hasta la semana santa, pasando por los toros, el gracejo andaluz y la madre que los parió a todos. Me niego a que venga este tío y desde su casa en la Avenida de la Constitución, con sus amigos Curro Romero o la Duquesa de Alba y que seguramente no sabe ni cuánto vale un bonobús me diga lo que es o no es Sevilla. Porque, a pesar de que en las alturas uno no se de cuenta de lo que ocurre abajo, los que vivimos con 1000 euros en un piso de alquiler no nos molestan lo más mínimo los avances, ya sean en forma de peatonalización, tranvía, metro o apertura de la FNAC. Es más, lo celebramos. Porque quizá, aunque este tipo ni conozca quienes son La Mala Rodríguez, Rufus Wainwright o Dolores O'Riordan, hay gente a la que sí nos interesa y agradecemos que una empresa, por muy franchute que sea, haga un mínimo esfuerzo por ofrecer una alternativa cultural y de negocio a una ciudad poblada de festivales de jazz, besamanos, paseos a caballo, locales de flamenco y visitas al museo taurino de la Maestranza.

Y mira que me digo a mí mismo que ya no voy a volver a hablar del tema. Pero es que me enciendo de una manera tremenda con estas cosas.

>> Post de El buen aviador sobre el tema, mucho mejor escrito que éste y no dejándose llevar por la irritación como me ha pasado a mí
>> Artículo de Antonio Burgos en el ABC (Esclusivamente para navegadores Explorer)

12 comentarios:

joseSTEREO dijo...

en la capillita de san josé en la calle jovellanos, el cura tuvo que poner unos cds porque en los relieves no dejaban de pararse pájaros y de estropearlos... Días después se le presentó en la iglesia el sr burgos para criticar lo poco estético que resultaban los cds brillando en la fachada, a lo que el cura respondió "si se decidieran a restaurar la fachada de la iglesia en vez de dar tantas largas, no tendría que poner los cds, que a este paso nos quedamos sin fachada"...

acto seguido lo publicó en el abc (aunque no se explayó tanto como lo que se vivió dentro de la iglesia). En fin, que este hombre es así

Anónimo dijo...

Sinceramente me encanta la avenida peatonalizada. Aunque aun no termino de entender como el tranvia va a circular por sevilla sin atropellar a la gente y sobre todo a los niños, los ancianos, los despistados o los artistas bohemios, por poner varios ejemplos de segmentos potencialmente en mayor riesgo.

Anónimo dijo...

Te entiendo perfectamente. Para mí, que lo veo desde fuera, este señor siempre ha sido como el símbolo de la Andalucía casposa, del señoritingo rancio. Todavía recuerdo las arcadas que me daba verlo en "Hablando se entiende la gente" mientras otros personajes de su calaña, como Alfonso Ussía, le reían las supuestas gracias.

Dicho esto, también supongo que imaginarás que hay gente que es capaz de no meter a todo el mundo en el mismo saco y ver más allá de los estereotipos. O no. Tal vez la gente piense que yo soy un cateto quemamontes votante de don Manuel...

Mambotaxi dijo...

Marco, no me refiero a que esté bien o mal la peatonalización o los avances en el transporte público. Al fin y al cabo, cada uno tiene sus intereses y son tan respetables como los míos. Lo que me molesta de este tipo es la forma de decir las cosas, lo que representa y el despotismo con el que escribe.
Alfonso Ussía es otro que tal baila. Junto a Alfredo Amestoy forman la panda de opinadores de garrafón, deseosos de que alguna tertulia matutina les de unos minutos de radio para despotricar contra todo.
Y a tí, eurocero, yo te hacía mas cogiendo percebes, no sé porqué...

elbuenaviador dijo...

Querido Mambotaxista, me encanta que hayas colgado la foto de nuestro entrañable "antoñito". Justo a esa actitud tan "regia" es a la que yo me refería. Ahora que trabajo en la Fnac me voy dando cuenta de ciertas manías que tengo a la hora de colocar los libros en mesas de exposición. Hace bien poco le tuve que hacer un pequeño altar al señor Burgos (imagina cuánto me costó), aunque no es tan difícil, especialmente si lo que cohesiona su obra son los pobres gatos.

¿Alguien quiere un gato? Lo digo en serio. Mi gata (Pepita) ha aumentado la familia. Todavía no todos están asignados...

Besos desde el aire.

Los tres discipulos de Shyva dijo...

jajaja,

así, habiendo leido los dos primeros párrafos te veo algo susceptible.

Voy a seguir a ver

Los tres discipulos de Shyva dijo...

Acabo de leer el artículo y es para enfadarse.

Quizás debería plantearse que sin el turisteo la Ibense o los veladores Laredo habrían cerrado hace ya tiempo.

En fin, me han dado ganas de mandarlas a la Cadena SER Sevilla donde tanas veces he escuchado decir que Sevilla ciudad abierta al mundo...

ende luego.........

Los tres discipulos de Shyva dijo...

joe, y siguiendo enlaces desde la página de anoñito burgos me encuentro con una crítica de un tal Julio Dominguez Arjona arremetiendo contra el carril bici de San Fernando... a una calle San Fernando, donde ya no solo no se ven cigarreras, sino que las cigarreras darían la vuelta para no pasar por dicha calle por el carril bici y los gorrillas.

Voy a parar de leer que me estoy poniendo de mala leche, pero diré lo que digo siempre, que no me arrepiento en absoluto de haberme mudado de ciudad. Es que está gente me enerba y es que alli hay tantos!!!

de todas maneras estos son todos ya mayores y les queda poco no?

Mambotaxi dijo...

¿Mejor cambiar las cosas desde dentro no, chuchoflauta?
Por cierto, vengo de la FNAC y me han contado que por allí estaba el señor columnista casposo y rancio oteando para ver si su libro sobre La más grande estaba por allí.

elbuenaviador dijo...

Pues sí, estuvo allí, yo me puse un poco enfermo cuando lo vi entrar. Me parece un poco deplorable, mucho más mayor de lo que aparenta y es un micurrio.
Miraba todo con cara de asco y sólo iba interesado en saber si el libro de "la más grande" que él ha escrito "mejor que nadie" estaba en la tienda.
Para colmo, mandó a una lameculos que llevaba consigo a preguntar si teníamos el libro. Por desgracia sí está en la librería.

Como nota para apostillar diré que de los 85 ejemplares que llegaron quedan en tienda 84, y eso que ha salido en televisión y en todos los medios habidos y por haber. Supongo que para darle un empujón a sus ventas deberá ir a presentarlo al "Forum" (en compañís de Rociíto). A eso lo llamo yo bajarse los pantalones, ¿me equivoco?

Anónimo dijo...

Lo más curioso de Antonio Burgos es que va por ahí con aires de señorito y no lo es en absoluto. Su padre fue camisero y sastre, una profesión muy respetable, pero que escasas veces ha dado esos títulos de rancia nobleza por los que el hijo parece fenecerse. Su madre, los que estéis rozando los cuarenta, como yo, la recordaréis como la zapatera más antipática del universo. Por cierto, el local de Calzados Catedral, en frente de la idem, perteneciente a la familia del susodicho, ¿acaso lo han donado para poner un centro de investigación de las más puras esencias sevillanas o lo han vendido o alquilado por buenos dineros para un negocio de souvenirs? Pues eso..
Por cierto y ya en plan mezquino total: cuentan las malas lenguas que la familia hizo ese dinero del que ahora presumen, comprando casas antiguas (y supongo que muy sevillanas) precisamente en la avenida, derribándolas sin pensar para nada en las esencias, oiga y poniendo en su lugar engendros como el Banco Urquijo o el actual edificio del SAS, horribles mamotretos. Por supuesto con sustanciosos beneficios. En fin, líbrenos dios de los guardianes de la pureza porque, aparte de ser fastidiosos y peligrosos, son lo menos puro que imaginarse pueda...

Mambotaxi dijo...

No conocía los datos más mezquinos del señor Burgos, pero sinceramente, los agradezco. Está bien que a veces se baje de los altares a los que ellos mismos se han subido a este tipo de personajes que desearían que volviera la inquisición como muestra de que nada ha cambiado y de que sólo lo antiguo es auténtico.