01 junio 2005

Tomando conciencia

Bueno, la suerte está echada: ya tengo un guión técnico sobre el que trabajar y estoy empezando a hacer mis planes de iluminación. El acojone general que me invade es bastante grande. No solo el miedo a no hacer las cosas bien; es también saber que todo un equipo de personas está a expensas de tu trabajo, que el año que viene hay una gala donde se valorarán la mejor y la peor fotografía (aunque a mi me gustaría ganar el razzy a la peor fotografía alguna vez, para que vamos a engañarnos), y sobre todo, que este trabajo me servirá a mi mismo para saber si valgo para esto, si tengo algo que contar. De momento se ha solucionado algún que otro problema: el motín que organizamos en la escuela para solicitar la compra de un nuevo fotómetro ha dado sus frutos y el fotómetro ya está en camino.

De todas formas, ahora queda lo peor: el nerviosismo previo a los días de rodaje (aunque se trate solo de una práctica), los ataques de histeria cuando hable con los compañeros y todos intenten transmitirme su sabiduría, la sensación de que todo el mundo haría las cosas mejor que tu... Todo esto me ha hecho acordarme de algo que pensé sobre mi personalidad hace tiempo: a veces me planteo qué hubiera sido de la misma si no hubiera estudiado una ingeniería. Aunque pueda sonar a tontería, no creo que en mi vida exista algo que haya cambiado mas mi forma de ser que la carrera que he estudiado.

No estoy diciendo que mi vida haya ido a mejor, ni siquiera que sea feliz por haber estudiado esto. Sólo digo que mi manera de actuar, de pensar, de comportarme o de razonar ha cambiado desde entonces. Supongo que el período de estudio de una carrera en la que todo está razonado, avanza de una manera organizada y es sometido a una planificación coincidió con la etapa en que mi personalidad se estaba formando. Y ahora soy una persona organizada, perfeccionista y un poco maniática. En algunos terrenos esto está muy valorado (el laboral, por ejemplo), pero a mí me supone una penitencia diaria, sobre todo ahora que mi trabajo es tan colectivo y forma parte de un engranaje en el que el fallo de una persona supone la decepción para todas las demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ánimo hombre. Supongo que eso es normal. Tal día te dije que a veces no se ni donde está el rec. A eso me refería, a los nervios de pensar que los demás lo harán mejor que tu mismo. Que no estarás a la altura o que se yo. Y pasará siempre ya que, como tu bien has dicho, es otro tipo de profesión. Supongo que con la práctica acabas haciendo parte de las cosas de forma instintiva pero hasta entonces...