12 enero 2007

¿Dióge... qué?

En mi piso tenemos la sana costumbre de, cada año desde 1999, cambiar de habitación. Esto, que puede parecer un coñazo visto desde fuera, en realidad LO ES. Este año la mudanza se ha retrasado un poco por causas ajenas a nuestra voluntad, y se ha terminado produciendo entre el miércoles y... no sé, porque aún no la he acabado. ¿Y por qué hacemos esta cosa? Pues porque hay una habitación en la casa que, a pesar de tener excelentes vistas a la Giralda y a su repiqueteo de campanas dominical, es muy muy pequeña. Y claro, nadie la quiere. Después de esa está la menos mala y casi buena (no tiene aire acondicionado ni vistas bonitas), y ya por último la buena, que es la que me tocó a mi el año pasado.

Cada año al realizarla me doy cuenta de la cantidad de elementos materiales que necesito para vivir. Y no sólo eso, la cantidad de recuerdos absurdos que guardo sin saber exactamente porqué. Este año me he decidido y me he propuesto tirar todo aquello que no valga para nada y que sólo esté ahí por pena. Hay tres montones:
  • Ropa usada (que no voy a tirar pero daré a Madres Coraje, la única asociación que he encontrado que recoge la ropa y la destina a los países pobres, ya que la idea de presentarme en una parroquia con tres bolsas de basura (si, tres) gigantes con ropa usada en plan Julián Muñoz no me hacía mucha gracia)
  • Basura sentimental: 3 discmans que no funcionaban, todos mis apuntes de la carrera, maletines de congresos, trolleys gigantescos a los que no le funcionan las ruedas, barbacoas, mi caja vacía del iBook, lámparas de cartón, bolígrafos, post-its, figuras decorativas, sorpresas de los huevos kinder, posters de películas, corchos para fotos, cd's de revistas, folletos de todas las ciudades en las que he estado... Todo esto directamente a la basura. Sin contemplaciones.
  • Basura sentimental (II): mi colección de revistas (Fotogramas, Cinemanía y Rolling Stone, la cual tiraría pero sabiendo que hay gente que las querría no puedo hacerlo), mi walkman aiwa (quien sabe si en un futuro me dará por el casette como ahora me ha dado por el vinilo), mi cámara super-8, cualquier cosa que me hayan regalado (aunque no me guste) y todo aquello que puede que me haga falta en el futuro, como por ejemplo una piedra redonda que encontré en una playa.
Ha sido realmente duro pero he conseguido hacer algo que llevaba años queriendo hacer, poder ser lo suficientemente frío como para que no me importe deshacerme de recuerdos materiales. Como si el no tener ciertos objetos hiciera que no recordara aquellas cosas a las que los asocio. Y por ahora, parece que no lo echo mucho de menos.

PD: Si alguien quiere algún número de alguna de las revistas que he comentado, que se ponga en contacto conmigo y hablamos.

7 comentarios:

Gaucheska dijo...

Vaya, me ocurre lo mismo. Soy incapaz de tirar cossa, para mí todas tienen un valor o si no pienso aquello de: "y si luego lo necesito". Es que una ropa vieja siempre pude ser el complemento idea de un disfraz...

Tu comentario me ha dado ánimos. Sí, lo voy a intentar, coy a deshacerme de cosas inútiles!!!

Anónimo dijo...

Se empieza con mucho ánimo con lo de una mudanza o limpieza. Tirar tirar tirar.
Luego se cansa uno y empieza a guardar guardar guardar.
Y vuelta a empezar, porque siempre hay demasiada basurilla inservible a la que se le coge cariño.

Jacobo dijo...

Teneis razón. Existe una delgada línea que separa la "porquería_carismática_inservible" de la basura. Lo malo que esa línea es mas delgada aún cuando tienes el objeto en cuestión entre manos que al final... acaba nuevamente en su sitio.

LaPereza dijo...

Cuando me vine a vivir a Granada hice limpieza general y tiré un montón de cosas, entre ellas revistas de Fotogramas, Cinemanía y Dirigido, me quedé sólo con los números especiales y ahora me arrepiento de haberme deshecho de ellas..snif. Del resto ni me acuerdo, periódicamente iba deshaciendome de cosas pero al final siempre guardaba más de las que tiraba.
He visto que en Granada también hay una delegación de Madre Coraje así que llevaré ropa que no sé donde meter.
gracias por visitar mi blog
Besos

Mambotaxi dijo...

Mog, esta vez va en serio. No hay vuelta atras. He tirado mi sofá hinchable, y eso para mí es mucho mucho.
Y no es basura, solo que desde fuera lo parece. Pero hay que ir despojándose de ciertas cosas, sobre todo si dentro de menos de un año tienes que volver a hacer otra...
Pereza, gracias por el consejo, pero la revista Fotogramas es tan tremendamente mala que creo que va a ser la única de la que me voy a deshacer.

Anónimo dijo...

jajajaja la verdad es que he pasado un muy buen rato leyendo tu post...

Hay muchas cosas totalmente inservibles, pero cargadas de valor sentimental. Cosas que nunca necesitamos, que nunca usamos, de las que nunca nos acordamos.

Nuestra vida cotidiana es igual con ellas o sin ellas.

Pero hay un día, como el de la mudanza de habitación, en el que empiezan a aparecer todas esas cosas. Y surgen de pronto, como un viejo amigo que te cruzas por la calle después de varios años.

Enhorabuena por ser capaz de tirar algunas de esas cosas. Yo estoy a punto de tirar todos mis apuntes de la carrera...sé que pronto irán al contenedor de basura...

Mambotaxi dijo...

Pues los apuntes era una de las cosas que más me costaban. Siempre pensaba que los podría necesitar para unas oposiciones o algo así, pero viendo lo que los he necesitado en estos años, no me ha costado absolutamente nada.
Además es un lastre del que hay que librarse, y la verdad es que te sientes muy pero que muy bien.