27 noviembre 2007

Hay que sufrir

Mi primer contacto "adulto" con Joan Crawford vino de la mano de ¿Qué fue de Baby Jane?, salvaje película (que debes haber visto antes de hablar conmigo de cualquier cosa) en la que la inocente Joan era víctima de las bromas y caprichos de una Bette Davis en el papel más esquizoide de su carrera (algo así como si a Mercedes Milá la atiborras a éxtasis durante un mes y después de golpe y porrazo se los quitas). Después, la película nos demostraba que ni la buena era tan buena ni la mala era tan mala.

Más tarde me interesé por su vida personal, e intenté comprobar si era tan tan mala como decían los libros de cine. Para ello, acudí a su biografía hecha película (Queridísima mamá) y comprobé que me había quedado corto. La hija, autora de la biografía en la que se basaba la película, contaba cómo las palizas eran habituales (por hechos absolutamente inocentes, como colgar la ropa en perchas de alambre) o cómo se convirtió en sustituta de su propia hija en la serie que ésta protagonizaba (en un camino a la inversa al realizado por Eva Harrington). Vamos, una femme fatale bigger than life.

Tenía la base lista para enfrentarme a algunas de sus películas, aquellas realizadas cuando ya los estudios vieron el tipo de personajes que sabía interpretar perfectamente, y que consiguieron encasillarla en el papel de madre capaz de hacer cualquier cosa (y cuando digo cualquier cosa es cualquier cosa) por defender su honor o el de su familia. Empecé con Camisa de fuerza, en el que protagonizaba el papel de una madre que, al sorprender a su marido en la cama con otra, procede al corte seco de cabeza mediante el método-hachazo a su marido y a la amante de éste, en presencia de sus propios hijos. Al final, como siempre, la cosa no era como nos habían planteado (otra vez) y no era tan mala como habíamos creído (parece que la estrategia de guionistas y productores era captar la atención del público mediante un tráiler en el que se nos mostraba a la Crawford que todos queríamos ver -enloquecida, asesina sin escrúpulos- pero una vez que la entrada estaba vendida, hacer que saliéramos del cine con una idea diferente a la que habíamos entrado). Fue uno de sus últimos papeles y ya era casi una caricatura de si misma.

Y este fin de semana he podido ver Mildred Pierce (Alma en suplicio), y la jugada se ha vuelto a repetir. La película, realizada por un Michael Curtiz que ya había triunfado en el mundo entero con Casablanca, es un vehículo para el lucimiento de la Crawford (Oscar incluido), esta vez de nuevo madre protectora de una hija desagradecida y ambiciosa. La película comienza con un asesinato (pero muy muy al comienzo, justo tras los títulos de crédito), y hace que durante todo el metraje se nos vaya mostrando, en forma de flashbacks, todo lo ocurrido hasta llegar a ese momento. La Crawford sabía perfectamente cómo interpretar personajes duales, y aquí lo hace hasta el final. Un final que, como casi todo el cine clásico que veo últimamente, se resuelve en menos de dos minutos. Eso si que es apurar el tercer acto y lo demás son tonterías. Una muestra de cine negro protagonizado por mujeres como ya no se hace.

Darle mérito a esta película es quitárselo directamente a Tacones Lejanos. Las referencias de la primera en la película de Almodóvar son notables (no cuento nada para no destripar la trama, pero no son referencias livianas precisamente), y hacen que ya no pueda verla con los mismos ojos. No es que sea una de mis películas favoritas, pero si quitas toda la paja (la subtrama de Miguel Bosé y su investigación, y porqué no decirlo, su interpretación) te quedan unas escenas entre Victoria Abril y Marisa Paredes que ponen los pelos de punta.

Son solo tres ejemplos que permiten, si no lo has hecho ya, acercarse a una mujer que, para mí, sentó las bases de la interpretación de personajes histéricos y pasados de rosca.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen análisis -como siempre-. Lo curioso de Joan Crawford es la perfecta simbiosis que tiene su vida con el tipo de películas que iba haciendo. De sus primeros papeles de trepa -se la consideraba uno de los prototipos de "gold digger" y ejemplo de ello sería su papel en Women (que no sé si la has visto...)- y que coincidió con sus matrimonios con dos galanes como Douglas Fairbanks JR y Franchot Tone, a esos papeles de madre coraje, que por lo que comentas son justo la antitesis de su modo de comportarse en la vida real. Creo que le pasa un poco como a Lana Turner: los guionistas se basaban demasiado en la vida real a la hora de crear los papeles...

Y en cuanto al tema Almodóvar: pues como siempre, Pedro se dedica a filtrar todo su pasado cinefilo en homenajes más o menos velados a lo largo de su filmografía...y este sería otro "homenaje".Pero que quede claro que no le quiero quitar mérito ;-) Estoy absolutamente de acuerdo con tu apreciación sobre la historia de Letal (a la que uniría también la parte JailHouseRock de Bibiana). En cuanto a La Abril y la Paredes: nada que añadir...Eso sí, en "Alma en Suplicio" -bonito título pero ¿qué tiene que ver con la película en sí?- creo que la que realmente se merece un Oscar es Ann Blyth y no la Crawford haciendo por n-sima vez la misma actuación...

Mambotaxi dijo...

Es verdad que también salía en Mujeres, pero entre tanta víbora dándole al pico me pasó casi desapercibida. De todas formas, la prefiero infinitamente en su última etapa, tan desquiciada y loca.

Las referencias en Almodóvar es algo que ni él mismo oculta, porque muchas veces son taaaan evidentes... Llego a entenderlo porque yo, si creara algo en mi vida, no podría ser original en absoluto. De hecho, siemmpre que me entran ganas de hacer algo es porque he visto algo que me ha gustado mucho y me lanzo a pensar eso de "yo también podría hacer algo parecido".

Y no te perdono que digas que la historia Bibiana-jailbreaker sobra en la historia. El número musical del patio de la cárcel es lo más grande que ha hecho ella en pantalla grande, y uno de los momentos más kitsch (pero del de verdad) del cine español.

Anónimo dijo...

Cada época de la Crawford tiene su punto...pero creo que la que tanto te gusta roza la autoparodia en algún punto,y solo se basa en recuperar todos los mohines que ponían las actrices mudas: ojos abiertos,gestualidad algo exagerada,..Aunque la cosa van en gustos por supuesto ;-) Pero que me digas que no recuerdas a la Crawford en "Mujeres" me parece una herejía con esos momentos bañera que tenía y esa actitud tan bitchy.

Almodóvar y sus referencias es otro tema: creo que a ambos nos gusta pero eso no quita que, cómo creo que das a entender, algunas cosas se te "caen" cuando descubres la fuente original.Aunque hay que reconocer que la historia de Mildred Pierce y Tacones Lejanos tienen que ver argumentalmente más bien poco: la relación madre/hija y el planteamiento de asunción de culpa -o el intento al menos- pero los personajes son completamentes antiteticos: Mildred vive por y para sus hijas mientras que Betty es más bien egoista y solo al final intenta resolver la relación con su hija. Y lo mismo se puede decir de los personajes de las hijas en ambas películas (aunque aquí ya entrariamos en temas de puntos de vista desde la cual se narran ambas pelis). En definitiva: que las dos películas no tienen tanto que ver como te/nos podamos pensar..Vamos, minipunto para ti, ya que Pedro se basa pero no calca/copia la trama argumental original.
En cuanto a Bibiana:
1/La pobre pocos momentos ha tenido para lucirse en el cine español.Por lo tanto,tampoco es tan díficil que sea su momento más grande :-)
2/En cuanto a lo de kitsch pues sí, absolutamente de acuerdo..Puedo entender que es una escena que viene bien para oxigenar la trama, que va por unos derroteros algo negros, pero a mí me parece que rompe la evolución dramática y en cierto punto te hace desconectar.Una escena similar en cuanto a parón -y que no aporta nada al argumento- sería la de la Agrado en "Todo sobre mi madre" y no me chirría tanto -ahora será de las que no soportas ;-) -
En otro orden de cosas,¡que manía tiene Almodóvar de hacer númeritos musicales con Bibiana -vease Kika-!

Mambotaxi dijo...

No creo que sea un problema de la Crawford (lo de parecer una actriz muda), sino que es extensible a muchísimas actrices de cine clásico, capaces de exagerar sus sentimientos hasta rozar la parodia. Recuerdo, por ejemplo, a Bette Davis en "Amarga Victoria" o "La Carta", que hasta mi madre me dijo algo así como yo es que no se distinguir una actuación buena de una mala viendo esto, porque yo creo que está exagerando demasiado.... Es un mal endémico del cine de estudios, casi siempre atribuible a mujeres. Y no hablemos ya de los besos en el cine clásico...

Con respecto a las referencias, no es que se caiga y ya deje de gustarme una peli por eso: incluso a veces creo que enriquece mi admiración por el director el saber estas cosas. Y es verdad lo que dices de que la referencia entre Tacones y Mildred Pierce es solo un punto de partida. En Tacones sabemos perfectamente (como espectadores) quien es la asesina y qué plan intenta urdir la madre para ocultarlo todo. En Mildred Pierce el espectador cree saber lo que ha pasado hasta que al final todo se da la vuelta. Y es precisamente eso lo que hace que te quedes esperando la resolución de la trama, mientras que en la de Almodóvar no es eso lo que más interesa, sino ver si madre e hija son capaces de hacer la una algo por la otra.

Y si Bibiana no ha tenido mucha suerte en el cine supongo que es porque tampoco es muy buena actriz. Todo lo que quieras sí, pero actriz... yo creo que actúa igual en "Trailer para amantes de lo prohibido" que en "Atómica" o en los breves casi cameos en cualquier película de Almodóvar.

Y la Agrado es absolutamente necesaria en Todo sobre mi madre. A mi no me chirrió nada su personaje. Mucho más chirriante es la Toni Cantó ahí al final, en una escena doblada tipo Garci que es absolutamente imperdonable.

Anónimo dijo...

...ya tenía que salir la Davis. Siento diferir contigo, pero me parece que no son comparables en cuanto a "método": lo mismo es que no he visto las películas adecuadas de ambas, pero Bette Davis no me parece tan exagerada y suele ser más contenida,aprovechando más una mirada que el resto del cuerpo.Y claro, tenía que ser un mal endémico del cine clásico de "mujeres"/actrices..como los actores lo único que sabían era sonreir o comportarse como palos...

Es claro que ambas películas buscan diferentes objetivos, como dices tú muy sabiamente. Aunque en lo que difiero, es que en "Tacones Lejanos", a mí la verdad es que no me quedó excesivamente claro quien era la asesina hasta bastante avanzada la pelicula...aunque claro es que en Mildred Pierce no se resuelve hasta treinta segundos antes de que se acabe.Pero a poco que uno sepa como funciona el cine clásico y que el malo acaba pagando sus pecados,pues era evidente que Mildred, que se había desvivido por su familia y todos los caprichos de su hija mayor, no podía ser "mala". Lo mejor de todo es la estructura circular y la "moraleja" que transmite: la pobre acaba igual que empezó. Es decir pobre, con el mismo hombre..vamos, una especie de mensaje "eso te pasa por meterte en el terreno de los hombres y montar negocios"
Una cosa que me ha extrañado es que no hayas mencionado en ningún momento -al estar Mildred Pierce basada en una novela de James M.Cain-, la relación con "Perdición" o con "El cartero siempre llama dos veces" y el cambio de sexo del personaje al que utiliza la femme fatale...aunque, claro, ese no era el objetivo de tu post,que era todo un panegirico a Ms Joan Crawford ;-)

Bibiana no se puede considerar ni buena ni mala actriz:yo la veo más un estilo a Ava Gardner -que no la veo tampoco buena actriz sino bien dirigida en algunos casos..-.Me explico: es más bien la persona que, cuando está en plano, te llama la atención en todo momento.
Y con lo de la Agrado me refería especificamente al monologo, no a su participación en la trama de la película...y ya podía haber utilizado a Bibiana para hacer de Esteban "padre",que seguro que lo hubiese hecho mejor que el Cantó.

Mambotaxi dijo...

Es verdad que la Davis tenía unos ojos que le permitían decir muchas cosas sin abrir la boca. Pero te puedo asegurar que si quieres verla sobreactuar, échale un ojo a Alma en Suplicio y después me cuentas. Y ya tu apostille sobre los actores no lo comento porque es un claro intento de provocación.

Bibiana hubiera pegado perfectamente para el papel de Toni Cantó, pero supongo que tampoco es que quisiera que fuera demasiado evidente que un transexual fuera interpretado por un transexual. Y creo que la comparación de Bibiana con Ava Gardner... pues que no hay por donde cogerla. Sobre todo porque Bibiana no es ejemplo de que una mala actriz puede ser buena si está bien dirigida, porque la pobre no ha tenido oportunidad de que la dirijan más allá de cinco minutos. Eso sí, que llame la atención cuando sale en pantalla, eso es verdad.