26 noviembre 2006

Mi lugar en el mundo

Paseo por la calle. Alzo la mirada y parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en vender su piso. O eso o es que mi necesidad de comprar una vivienda y la del resto de la humanidad de venderla han llegado a un karma común.

Cartel negro con letras naranjas para informarme de un número de teléfono. Saco mi libreta y lo apunto, intentando convencerme a mí mismo de que, alguna vez, encontraré a alguien que no pretenda retirarse de su trabajo vendiéndome su casa. Llego a casa y tímidamente pregunto por el precio del piso. Y entonces oigo lo de siempre: una serie de características que (según ellos) justifican el precio final y una cifra que, hace años, yo habría considerado pagar por un yate, pero desde luego no por una vivienda.

Llevamos meses escuchando que esto no puede seguir así; que la ‘burbuja inmobiliaria’ estallará y que todos los que han comprado a un precio no podrán vender muy por encima de la mitad de lo que les costó. Pero el tiempo pasa y vemos que no es verdad. Ni las protestas de los jóvenes, ni las medidas del gobierno (¿o será que no han tomado medidas?), ni nada de nada. La situación es la que es y no va a cambiar. Asumámoslo: la única manera de poder tener algo en propiedad es compartiendo gastos con tu pareja o recibiendo una inyección económica de parte de tus parientes que te hace recordar esos momentos que tú creías superados en los que eran ellos los que te ingresaban dinero mensualmente para ayudarte a subsistir mientras estudiabas en una ciudad que no era la tuya. O quizá es que la solución no es tener una vivienda, sino cambiar el chip y pensar en el alquiler como una opción mas allá de la temporalidad. El problema es que, hoy por hoy, es casi tan caro pagar un alquiler como una hipoteca. Y entonces vuelves a pensar en la gran frase, la que continuamente nos machaca a aquellos que llevamos años de alquiler: “estoy tirando el dinero”. Y volvemos al punto de partida en un bucle que parece no tener fin: no tengo piso propio porque no puedo afrontar una hipoteca -> me voy de alquiler pero por el mismo dinero me compro un piso -> no tengo dinero para afrontar una entrada y el banco no me da tanto porque no tengo un puesto indefinido en el que apoyarme -> no tengo piso propio porque no puedo afrontar una hipoteca.

Este tipo de pensamientos son aún más dolorosos cuando los medios nos bombardean continuamente con detenciones, desfalcos, maletines y pelotazos: una sinvergonzonería tal que haría avergonzarse al mismísimo Lazarillo de Tormes, precursor de un arte (la picaresca) que muchos españoles han aprendido al dedillo, y que parece una lacra de la que nunca nos libraremos, pues se antoja innata a todos los que hemos nacido en este país. Es curioso cómo el español (y esto, a pesar de ser una generalización un poco facilona, se cumple) siempre se plantea en qué medida puede sacar beneficio de algo que está haciendo: desde el listo que hace todo lo posible por colarse en la cola del súper hasta el político que recalifica terrenos a cambio de un buen par de maletines, todos quieren llevarse ese poquito más que oficialmente no les corresponde. Y eso es algo que ni operaciones Malayas ni campañas gubernamentales contra el fraude podrán cambiar.

Y todo esto me viene a la cabeza tras la llamada a un teléfono visto en un cartel en plena calle, consciente de que compartir piso tiene fecha de caducidad y que el ser humano necesita un hogar, un barrio y una ciudad en la que echar raíces. O como decía Federico Luppi en la película de Adolfo Aristaráin, “encontrar por fin nuestro lugar en el mundo”. Y, visto lo visto, creo que o dejamos de asociar la felicidad a la estabilidad, o aprendemos a vivir como nómadas permanentes.

Publicado en Punto Cultural

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff, cómo entiendo tus palabras!! Y lo peor es que muchos otros también las entienden.

'Una vivienda digna' Parece el título de una película de ficción en la que el protagonista nunca conseguirá su objetivo, sino que vivirá dentro de un círculo eterno: cuando casi llega, cae y otra vez a empezar.

Es triste ver esto mientras otros abren cada vez más cuentas sospechosas en lugares remotos.

Mambotaxi dijo...

Pues es lo que nos queda. Yo ya he asumido que no voy a tener una casa en mi vida. sin ir mas lejos, estoy pensando en invertir en un garaje...

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con prácticamente todo lo que dices (sobre todo en lo de la España tramposa y picaresca), así que me voy a centrar en aquello con lo que no lo estoy:

1) La asociación de felicidad y estabilidad, en lo que a vivienda se refiere. Vivir de alquiler no creo que signifique ser "nómadas permanentes", hay gente que vive de alquiler toda su vida en el mismo sitio y no por ello son menos felices. ¿Por qué ha de dar mayor seguridad, o felicidad, residir en un sitio que es de nuestra propiedad?

2) La idea de que pagar un alquiler es "tirar el dinero". Yo al pagar un alquiler la sensación principal que tengo es que el precio es demasiado alto, pero no considero que sea un dinero tirado. Estoy pagando por un servicio que estoy disfrutando, como hago todos los días de mi vida en otros ámbitos. La mayoría de las cosas por las que pagamos son volátiles: el agua, la luz, un café con leche, un viaje... Pagas por lo que estás obteniendo en ese momento, pero con otras cosas no te lo planteas. Pero siempre hay quien piensa que es dinero mejor invertido comprarse un DVD que una entrada de cine, o un CD que la entrada de un concierto, o una asfixiante hipoteca a 25 años que un alquiler mensual. Debe de ser que cada vez tengo menos apego a lo material...

P.D. Los de Blogger cada vez ponen la palabra de verificación de comentarios con una tipografía menos legible...

zaperu dijo...

Totalmente de acuerdo con Eurocero.

A la mierda las hipotecas y los bancos y los ladrones constructores y los especuladores y la puta madre que los pario a todos (con perdón).
Estoy harto de tener que defender mi opción de alquiler frente a los que afirman que "estoy tirando el dinero". Que se pongan a hacer cuentas sobre el precio de su casa, de las escrituras, notarios, intereses bancarios y derramas a lo largo de los 30 y pico años que les va a costar pagarse su escasos 70m2 de propiedad.

El alquiler te da una libertad que no la tiene nadie con un piso en propiedad. "Si te mudas lo vendes" afirman. ¡Como si vender un piso fuese algo tan sencillo!. Me he mudado 5 veces en los últimos 11 años y en esta última, la más compleja, pasó sólo un mes desde que me senté delante del ordenador a empezar la búsqueda hasta que estaba cómodamente instalado en mi nueva casita.

¡Insumisión frente a las hipotecas!.

Y si la cosa se pone muy chunga me cojo la tienda de campaña y la instalo en medio de un parque.

Mambotaxi dijo...

Estoy de acuerdo con los dos, y siempre defenderé la idea del alquiler como único medio para largarte de casa de tus padres lo antes posible. Pero cuando ya tengo una estabilidad económica (mas o menos) y se que quiero vivir en esta ciudad, veo absurdo:
1)Depender de las decisiones de una casera a la que le importo una mierda.
2)No poder cambiar de piso porque el alquiler de uno diferente me sale por lo que me cuesta una hipoteca
3)Seguir dándole dinero a alguien cuando tarde o temprano es algo por lo que voy a pasar.

Repito, el alquiler esta de puta madre, pero estoy harto de tener la casa llena de posters, de apuntes de la carrera guardados cogiendo polvo y de objetos decorativos absurdos recopilados durante todos estos años. Quiero empezar algo desde cero y saber que no es para abandonarlo dentro de un par de años.
Supongo que son formas diferentes de ver la vida.