26 noviembre 2006

Barridos por la marea

A veces me pregunto porqué siento esta irremediable atracción por todo aquello que huele a leguas a basura. Es algo de lo que soy consciente y que me ha acompañado a lo largo de mi vida: películas infames, canciones caspa o personajes imposibles hacen que yo me fije inmediatamente en ellos, encontrando entre la aparente escoria elementos que a mi (y solo a mi) me satisfacen.

Sólo así se entiende el acercamiento a una película como ésta: es imposible sacar nada positivo de ella, o por lo menos nada de lo que la mayoría entendería como positivo. No hay una historia mínimamente coherente, una correcta dirección o ni siquiera una interpretación dentro de los límites de lo aceptable para una obra de teatro de fin de curso. Aquí lo que realmente interesa es ver a dos seres absolutamente endiosados ("Del director de culto Guy Ritchie y de la superestrella del Pop Madonna" es la frase de presentación del film) finiquitar sus carreras cinematográficas. O por lo menos (en el caso de Ritchie), perder todo el mínimo prestigio conseguido anteriormente.