19 diciembre 2005

La comunidad (1era parte)

Mi vecina china acaba de ser elegida presidenta de la comunidad de vecinos. Hace unos días se celebró una reunión de comunidad en la que le tocó el marrón de ser la presidenta de una comunidad, cuanto menos, extraña. Aunque claro, no mas extraña que su propia familia.

No se muy bien como va a llevar esto, ya que su relación con los vecinos es casi inexistente. Su familia es propietaria de uno de los restaurantes chinos más importantes de Sevilla, en todo el casco histórico de la ciudad. Yo ya me he acostumbrado a ver ciertas cosas que me han hecho variar mi opinión sobre los restaurantes chinos, y no precisamente para bien.

Cuando nos mudamos a este edificio, empezamos a conocer a la familia poco a poco, ya que cada vez parecía que vivía mas gente en esa casa, y nunca estábamos seguros de saber quién era quién y que rol representaba dentro de la familia. Al tiempo, y tras hablarlo con otros vecinos, nos quedó clara la jerarquía: padre y madre, hermanas de madre y un par de hijos. Esta mujer era casi una esclava de la lavadora, pues es realmente increíble la cantidad de veces que subía a tender los manteles del restaurante. A veces lo hacía a horas intempestivas, como las 2 de la mañana. Verla tender casi treinta manteles con sus cuatro servilletas correspondientes cada uno era toda una experiencia.

Otras veces no eran manteles lo que tendía, sino alimentos. Un día amaneció el cordel con trozos de bacalao tendidos con pinzas de la ropa, supongo que para conseguir que se secaran. Las alitas de pollo solía extendidas en un gigantesco trozo de cartón en el suelo de la terraza. Además contaba con plantaciones de soja, que aún a día de hoy pueblan mi terraza. Mas bizarro imposible.

El caso es que esta señora, de repente y sin venir a cuento, fue sustituida por otra más joven. Rápidamente todos pensamos en la muerte de la matriarca y la rápida sustitución por otra, en plan " Misterioso asesinato en Mannhattan". La realidad al final fue otra, y por lo que parece no fue mas que un caso mas de divorcio. Supongo que los chinos también saben hacer esas cosas....

Y ahora esta mujer, recién llegada, es nombrada presidenta de la comunidad, donde tendrá que lidiar con la Macarena del segundo (denominada así por el resto de los vecinos cuando hubo que sacarla de casa dando bandanzos por la cogorza que llevaba), el secretario con ínfulas de poder del primero (deseoso de dar un golpe de estado a la presidencia de la comunidad para hacerse con el control absoluto y prohibir todo lo prohibible), las estudiantes gritonas del segundo (a las que la policía acusa de haberse inventado un robo hace poco) o al habitante del ático y su música rara a todo volumen (servidor)

Que dios nos pille confesados....

5 comentarios:

sole dijo...

Yo solo quiero decir que parece un guion de pelicula espanyola de las que hacen epoca.
Sublime.
Genial... deben ser cosas que solo acaecen en el sur :D

Mambotaxi dijo...

Estoy por iniciar una serie de posts contando la realidad que me rodea, en plan neorrealismo italiano, porque de verdad no es normal que vaya donde vaya me encuentre con personajes y situaciones extrañísimas.

Quic dijo...

Pues eres un privilegiado. Yo en mi vida sólo he visto chinos trabajando, ya fuera en tiendas de chinos, en restaurantes chinos o en lo que hemos convenido en llamar chinos directamente, es decir, los badulaques alimenticios. Jamás he visto a un chino no turista en Madrid fuera de esos ambientes. ¿Qué harán?

Mambotaxi dijo...

Pues hacen una vida mas o menos normal (dentro de la normalidad existente entre mis vecinos): los hijos van al colegio (británico, para mas señas), el padre trabaja (y no en el restaurante), la madre o madrastra no se le conoce oficio remunerado, y las hermanas de la madre trabajan en el restaurante.

Si que es verdad que una de mis vecinas una vez me comentó que entró en su casa y vió a los niños cortando patatas en la cocina (y ya me insinuó sobre la posible explotación a la que los sometían) y otra me dijo que estaba a punto de denunciarlos a la policía porque en esa casa maltrataban al gato, pues éste chillaba mucho.

Se me amontonan los recuerdos ahora mismo, y creo que, como ya he dicho, todo esto merece otro post.

Anónimo dijo...

Hola...

ando desaparecido...sigue con tu costumbrismo sevillano...

un saludo!!!!