Gus Van Elephant

La vuelta al cine no comercial del director norteamericano supone un duro mazazo para el espectador, que quizá no tenga ni idea del argumento de la película en el momento que entra en la sala de cine, y que al salir es consciente de que ha asistido a uno de los espectáculos más horrendos que nos puede proporcionar la vida: la violencia sin sentido.

La película cuenta la historia de un grupo de alumnos cualquiera de un colegio cualquiera de un pais como Estados Unidos (en este caso no cualquiera…) que son asesinados por otros alumnos del colegio, sin motivo ni razón aparente. El director, lejor de juzgar o hacer moralina con el espinoso tema, se limita a colocar la camara en aquellos lugares del colegio donde pasa algo interesante. Esto nos permite ir acercandonos a cada uno de los personajes y a comprender su existencia dentro del microcosmos que forma la escuela.

La estructura de la película, en la que una misma situación es vista desde varios puntos de vista, según los personajes que intervengan en la misma, y el (interminable) uso de los travellings convierten la narración en no apta para todo tipo de público; pero en este caso, la forma deja ver perfectamente el fondo, y en todo momento se sufre por los personajes, pero no porque sepamos que van a ser acribillados a balazos, sino, y eso es lo verdaderamente terrible del relato, que cada uno tiene motivos suficientes (es decir, ninguno) para llevar a cabo la matanza que dos chicos emprendieron aquel dia.

Es curioso que, a través de los interminables travellings, el director consiga transmitir al espectador la monotonía en la vida de la escuela. Esa monotonía que lleva a los alumnos a cometer los crímenes. No esperen ver una película de acción: ésta es una película violenta, en la que es más duro lo que se piensa y el razonamiento posterior que las imágenes que uno acaba de recibir desde la pantalla por parte de un director que parece haber vuelto a encontrar su (antiguo) rumbo.