11 diciembre 2007

Desaparecida

Viendo que la huelga de guionistas ha hecho que las series que seguía hayan llegado a una season-finale inesperada (por lo temprana), me puse a rebuscar una serie a la que hincarle el diente. Y recordé que, hace unos meses, teniendo la 1 de fondo, me sorprendí viendo algo (no sabía si era una serie o una película) que me sorprendió porque, de entrada, la fotografía era bastante atractiva. Después tuve que dejar de verla porque mis compromisos con la ficción norteamericana me impedían compaginar otra serie más (eso o mi vida social), pero me quedé con el regusto de que había visto algo que me había interesado.

Hace poco puse a bajar el primer capítulo de Patricia Marcos: Desaparecida y lo que ha venido después ha sido un enganche total. La serie está muy bien realizada (y cuando digo muy bien no quiero decir eso de "no parece española", sino que en todos sus aspectos está a un excelente nivel -la productora es Grupo Ganga, la de Cuéntame...-), la fotografía está trabajada hasta el más mínimo detalle, las localizaciones existen y son variadas (y no se reducen a explotar un coche en un polígono), las interpretaciones están ajustadas (Carlos Hipólito, ser por el que no sentía especial simpatía, hace de un padre comedido a veces, histriónico otras pero siempre con el tono justo), la historia da para mucho (a pesar de que se trate de una clásica historia de whodunnit?) y sobre todo la serie está rodada con la intención de alejarse todo lo posible de los clichés televisivos españoles (a pesar de tratar un tema tan trillado como la desaparición de una persona), intentando crear un producto de calidad que toma como referente a la ficción cinematográfica.

Pero sin duda, lo mejor de todo es la presencia de ese GRAN ACTOR que es Miguel Ángel Solá (que sabiamente abandonó una propuesta tan original como R.I.S a los 15 días de rodaje para incorporarse a Desaparecida), el teniente de la Guardia Civil que investiga la desaparición de Patricia Marcos, y que con sus miradas, gestos y susurros no necesita nada más para regalarnos unos momentos de auténtico placer. Sin duda, lo mejor, pero no lo único: todos parecen haber nacido para sus papeles, incluso Luisa Martín, la inefable Juani del Doctor Nacho Martín que pareció haber muerto como actriz tras la serie. Y por increíble que parezca, en España hay una actriz-niña que actúa bien: se llama Bárbara Meier y en ella se podían fijar la multitud de niños-loro que se dedican a recitar de memoria sus papeles, y que casi con toda seguridad, no evolucionarán hacia nada mejor en su carrera que eso.

Y una última cosa por si no están del todo convencidos: algunos capítulos (creo que uno y medio por ahora) están dirigidos por Jorge Sánchez-Cabezudo, autor de esa pequeña gran cosa llamada La noche de los girasoles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece una gran crítica de la serie. Curiosamente describes con exactitud lo que a mi me ocurrió en los comienzos. Y te has parado justo en los mismos puntos que considero que la hacen grande. Un gran acierto. Saludos, Juan.