02 junio 2008

Paliza

Últimamente no paro de fijarme en toda la gente que veo en mi camino al trabajo. Entre otras cosas porque no sería la primera vez que por ir despistado, alguien me pegara. Sí, lo confieso: me han agredido un par de veces en la calle. Y siempre la misma mujer.

Quizás sea lo más vergonzoso que me ha pasado hace mucho tiempo. Y más vergüenza siento aún porque la agresión se produce en público. No quiero decir que la tía me pegue una paliza cada vez que me ve, pero sí que me ha dado sendos empujones que han hecho que casi acabe con mis huesos en el suelo. En mi defensa tengo que decir que, debido a mi costumbre de ir con el ipod a toda leche por la calle, no suelo oir los gritos que preceden a sus agresiones, por lo que cuando me doy cuenta ya la tengo encima con las manos en alto. Y para mí, casi que me duele más que la gente vea cómo me pegan en la calle que el hecho de que me peguen.

El caso es que además de esas dos veces, otra vez ha esperado a que pase por su lado para, en ese instante, pegar un grito y hacer que yo pegue el bote del siglo (avergonzado de nuevo). Así que ahora, directamente, cuando la veo corro como las balas intentando que se fije en otra persona y me deje en paz. Así que aviso para navegantes: suele estar por la Plaza de San Pedro, calle Puente y Pellón y Plaza de la Encarnación. Si la ven, no cedan a su sonrisa y corran en dirección contraria, que esta aprendiz de Miami no tiene piedad.

No hay comentarios: