
Fue más o menos a la mitad del concierto cuando empecé a sentirme como si estuviera en la fiesta de graduación del curso del 67 y fuera a ser elegido rey del baile: canciones como Valentine, Tonight the streets are ours, la aparición de una leve lluvia durante el concierto o las perfectas y atronadoras (y no descontroladas) guitarras hicieron que consiguiera evadirme y, durante algunos minutos, relajarme y disfrutar. Y que alguien consiga eso en mi es un mérito increíble.
Experiencia que se hace aún más maravillosa al oir ahora sus canciones, en frío, y darme cuenta que no me provocan lo mismo. Que el momento hizo lo suyo y que difícilmente se podrá repetir. Supongo que eso es todo lo que se le puede pedir a un concierto...
>>MySpace de Richard Hawley
sólo con el título del blog no me quedó más remedio que entrar a visitarte!
ResponderEliminarun abrazo y encantado :-)
A pesar de que tenía muchísimas ganas de verle, una serie de circunstancias ajenas a mi voluntad hicieron que no pudiese disfrutar del global del concierto: las malas compañias más que nada, esas que prefirieron ir a ver a la poligonera de la Kittin. Eso sí hasta que no tocó la de "Tonight,the Streets are ours", aquí el mua no se movió ;-) De la Miss no digo nada,que estuve dos milisegundos y tiré para casa,que tenía un cerro de plancha...
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